Por Rafael Matos Feliz.
Uno de esos proyectos de “desarrollo” que nos “beneficiarían”, lo fue y lo sigue siendo, (aún se mantiene vigente el permiso de explotación hasta el 2059), es de extracción de sílice por medio de la mineríairresponsable en las lomas de Cortico, paraje del municipio de Polo, cercano por el oeste a la zona protegida del Monumento Natural Miguel Domingo Fuertes, el cual esta situado entre La Ciénaga, La Guázara y Paraíso.
La empresa concesionaria de la explotación minera es la empresa Industrias Zanzíbar, S.A., subsidiaria de la Licorera Bermúdez. La concesión cubre unas 3,500 tareas en la zona de Cortico y el objetivo de la misma es extraer la sílice de las montañas de allí para la fabricación de las botellas de vidrio que la casa licorera usa para el envasado de sus bebidas y licores.
Se nos dijo que la sílice que tienen esas montañas es de una calidad extraordinaria para fabricar vidrio y que para la Compañía Bermúdez, resultaría de un gran beneficio, toda vez que las botellas serían más resistentes y de un mejor acabado.
La explotación establece la eliminación de los bosques nublados que allí existen y el corte de las montañas hasta llevarla a tablas rasas y dejar un gran cráter sin vida en el área. Lo que llevaría un cambio de clima muy profundo en la zona y adiós a la vida y a los ríos que allí nacen.
En ningún momento se dijo nada de los comunitarios que allí han pasado sus vidas por generaciones, lo que se veía de ese proyecto de “desarrollo y progreso”, era que a los comunitarios les quedaría una vista y ambiente despoblado e inhóspito y sin posibilidades de volver a hacer el milagro de hacer parir la tierra.Es decir, que se estaba cumpliendo uno de los principios del “desarrollo económico”, que dice: si hay pobres en un lugar que les da ganancia a los ricos, se les puede excluir como escorias o desechos.
Pensando como un rico o como uno pagado por las riquezas, esta sería su reflexión: “Esos problemas sociales, ambientales y de vida en nada les importan ni les preocupan a los ciudadanos que van a comprar las botellas de “romo”, ellos solo quieren ver sus potes bien bonitos y llenos con sus licores y son esos los ciudadanos que le importan a la licorera, los demás son nada”. ¡He dicho!
La lucha de oposición al proyecto de muerte de Zanzíbar, la lideró Fundasur y la Diócesis de Barahona. A ellos nos sumamos los miembros de SOEBA y muchos otros ciudadanos y ciudadanas que respetan la viday a los ciudadanos por encima de todo.
Tomamos fotos de daños ocasionados por la intervención de la empresa depredadora, nos unimos a los campesinos del lugar en su lucha desigual contra ese emporio económico, los acompañamos a llevar el caso hasta los tribunales. Los lugareños dejaron en claro que si la empresa insistía en hacerles sus vidas imposibles, que se preparen para ver caer, desde arriba, sus camiones y cargas o encontrarlos destruidos por los caminos.
Después de las abrumadoras pruebas presentadas de los daños que la empresa había hecho en la zona y de las violaciones a las normas ambientales, solo quedaba su condena y el pago de los daños al lugar y a la provincia. El tribunal se reservó el fallo y hasta ahora (de eso hace muchos años) no se ha dado ninguna sentencia. ¡Cuánto tarda la justicia cuando de gente con dinero se trata!
Hoy y después de lograr la preservación de Cortico, la vida de los lugareños discurre con mejores esperanzas. La SOEBA, que ganó el premio “Brugal Cree en su Gente”, prepara en estos momentos, con los comunitarios, un proyecto para la visitación y servicio ecoturístico, así como áreas de diversificación de la producción local, todo con miras a la mejoría de la calidad de vida y la sostenibilidad ambiental.
Como conclusión a la línea de pensamiento que llevan estos escritos, debo decir que en los corrillos del tribunal muchas personas ¿personas? Uyyy; cuando se estaba en audiencia,se nos acercaban y nos tentaban diciendo que esas gentes tienen muchos cuartos y que por qué nosotros no les sacamos algo para beneficiarnos un poco. ¿Ustedes han visto al diablo?
De nuevo, nos despedimos por ahora,
Rafael Matos Féliz
Por un Desarrollo Sostenible
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