Santo Domingo, RD:- El tema haitiano es un tema un tanto difícil de tratar, desde luego, si…
Lo anterior viene a cuento porque, inexplicablemente, algunos en el solar hacen causa común con la decisión de unos pocos “funcionarios” que en el empobrecido país vecino, rechazaron la ayuda solidaria enviada por el gobierno del presidente Danilo Medina para ayudar a mitigar los efectos provocados por el paso del huracán Matthew, y hasta fijaron plazo de 24 horas para que los militares que custodiaban la ayuda salieran de Haití, bajo el alegato de que ponían en peligro su soberanía.
Me gustaría saber qué ayuda puede llegar sin custodia militar, no solo a Haití, sino a cualquier barrio dominicano.
¡A caso no ha sido esa nuestra actitud siempre que al pueblo haitiano lo ha azotado la desgracia!
Nuestra solidaridad para con nuestros hermanos haitianos siempre ha dicho presente, a pesar de que no podemos decir lo mismo de la comunidad internacional, que ha pregonado a los cuatro vientos su “interés por la causa haitiana”, pero que, en la práctica, no ha mostrado la firmeza que demandan las circunstancias.
Un buen ejemplo de ello es lo ocurrido luego del paso del terremoto del 2010 y la cuantiosa ayuda prometida, aun no se ha materializado la misma y según publicaciones, la desgracia causada por el terremoto del 2010 y ahora con Matthew, no ha servido más que para que algunos cuantos obtengan cuantiosos beneficios.
Falta de política migratoria
Indudablemente el Gobierno dominicano ha adolecido de una verdadera política migratoria que enfrente los inconvenientes que se suscitan, sobre todo en lo referente al tema haitiano.
Cuesta mucho pensar que en el país existe un verdadero interés en aplicar políticas migratorias, específicamente en el caso haitiano, toda vez que los nacionales de la vecina nación entran y salen de nuestro país cuantas veces quieran sin mayores contratiempos.
Todos conocemos o hemos tenido noticias, de nacionales haitianos que trabajan en la República Dominicana, que tienen a parte de su familia aquí en el país, y que viajan al vecino Haití con la facilidad que lo haría cualquier persona con documentos legales avalados para esos fines.
Para nadie es un secreto cómo lo hacen, hemos sido testigos de cómo llegan, ya sea en autobuses, motores, caminando, de cualquier forma que lo hagan, cuentan con la falta de conciencia de un ciudadano dominicano que les facilita la entrada a cambio de dinero.
Recientemente estuve conversando con un oficial de la FAD, mientras esperábamos para participar de una conferencia en uno de los salones de la Procuraduría General de la República, tratamos sobre varios temas de los que ocupan los diarios nacionales y al tratar el tema haitiano, me narró la siguiente historia:
“Estando de paso, cerca de uno de los puestos de chequeo fronterizos, observé como un soldado detenía un autobús, definitivamente inspeccionaba sin dentro del mismo viajaba algún nacional haitiano indocumentado. Obviamente venían varios, el soldado exigió documentos y como no tenían, detuvo el vehículo y ante la insistencia del chofer el representante de la autoridad “se la puso en china”, es que no tienen pasaporte, decía.
Pero la actitud recta del oficial duró poco, bastó un saludo cordial de parte del cobrador del autobús, no tengo que explicar lo que tenía en las manos el cobrador y que luego de recibirlo el oficial clamó a viva voz, “ya los papeles están en orden”, pueden seguir sin problemas.
Casos como estos ocurren a diario, sin embargo, no es de ellos toda la culpa, es decir, de los que, pudiendo evitar el paso a los indocumentados haitianos, deciden hacerse de la vista gorda a cambio de unos pesos, lo que se ha convertido en un gran negocio en la frontera. A ello se suma la indiferencia de nuestras autoridades, que nada hacen para convencernos de que realmente existe voluntad real de combatir este mal que nos arropa.
Presión internacional, no sé. Lo que sí sé, es que la comunidad internacional ha decidido que nosotros los dominicanos carguemos sobre nuestras espaldas a los haitianos.
De lo que estoy seguro es que a la comunidad internacional no le interesa una carajo que a los haitianos se los lleve ¡Mágaro! Conque no lleguen a sus territorios es suficiente. Lo que no entienden es que una forma de evitarlo, es ayudando a esa empobrecida nación, y hablo de ayudarlos verdaderamente, no de lucrarse haciendo negocios para enriquecerse a costa de su desgracia.
Nuevamente les recuerdo uno de los pensamientos de nuestro Prócer, Juan Pablo Duarte: “El amor a la patria nos hizo contraer compromisos sagrados para con las generaciones futuras, necesario es cumplirlo, o renunciar a la idea de aparecer ante el tribunal de la historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes”.
Fuente Destelao.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario